Venezuela: un modelo que despertó expectativas y terminó en frustración.

La pobreza y la violencia, la ausencia de balances en los poderes públicos y el modelo de regresividad productiva han sumido a Venezuela en una profunda crisis social, económica y política. Las condiciones de trabajo también tienden a desmejorar, incumpliéndose o congelándose los beneficios de los convenios colectivos.

Por:Héctor Lucena Vie, 10/07/2016 - 16:27
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¿Por qué Venezuela está en la actual caótica situación política, social y económica? Esta situación es el resultado de la confrontación y la polarización política y la ausencia de diálogos sin balances de los poderes públicos. En lo social, debido a los altos índices de violencia y el deterioro de algunos indicadores sociales, como los de salud y educación. En lo económico, por el aumentó de la pobreza, la disminución generalizada de la calidad de vida, la inflación alta y tres años continuos de decrecimiento.

La confrontación y la polarización ha sido una constante en lo que corrido del presente siglo. La llamada revolución bolivariana levantó inicialmente mucha expectativas. Sus triunfos electorales a partir de diciembre de 1998 fueron repetidos hasta el año 2007, momento en que sufrió su primer revés importante al no ser aprobada una propuesta de reforma constitucional. Desde entonces, dicho proyecto ha tenido fuertes contratiempos para mantener buenos resultados electorales en las elecciones parlamentarias nacionales, las cuales ha perdido en las dos últimas votaciones. En el 2010, aunque numéricamente derrotado, por cambios hábilmente implementados en los circuitos electorales, se produjo el insólito caso que con cinco puntos menos en la votación con respecto a la oposición, que había obtenido un 52%, el partido de gobierno obtuvo más de un 60% de la representación parlamentaria. Asimismo, en las elecciones parlamentarias de 2015 se dio el resultado más amplio a favor de la oposición, que obtuvo las dos terceras partes del parlamento. La reacción gubernamental ha sido obstaculizar la actividad parlamentaria utilizando al Tribunal Supremo de Justicia, en particular la Sala Constitucional que el Ejecutivo controla como su apéndice y que ha venido anulando casi todos los actos legislativos, inclusive la suspensión de los parlamentarios del Estado Amazonas. De esa manera, al restar tres representantes de la oposición se reduce la mayoría del nivel de los dos tercios, que representa una mayoría calificada que permitiría la aprobación de decisiones importantes. Dicha Sala Constitucional es un elemento clave de la agudización de la crisis política al apoyar todas las solicitudes del Ejecutivo.  

La fortaleza que tuvo la revolución bolivariana de medirse electoralmente y batir a los opositores hoy se ve disminuida. Ello contrasta con la renuencia del gobierno a aceptar el referéndum revocatorio, que es un derecho constitucional puesto en práctica en el año 2004. En el presente año la oposición lo ha promovido pero tanto el gobierno como el Consejo Nacional Electoral han puesto trabas para cumplir con dicho mandato constitucional. Es preciso superar la confrontación que caracteriza hoy las relaciones de quienes gobiernan con otros sectores que tienen visiones diferentes de sociedad y entender que el hecho de no compartir visiones no significa ser enemigo. Hoy tenemos presos políticos, así como personas criminalizadas por sus posiciones políticas.

La calidad de vida del venezolano se ha venido a menos. Y no son sólo las condiciones materiales de vida las que desmejoran; el futuro se diagnostica muy complicado y muchos han optado por irse. No ha sido necesario que una guerra haya devastado ciudades y campos como ocurrió con la diáspora europea post segunda guerra mundial. Tampoco las cruentas dictaduras del cono sur que exiliaron a parte de la población; o una guerra donde guerrillas se convirtieron en ejércitos y se enfrentaron al gobierno con una respetable cantidad de efectivos y armamento, como en Colombia. Nuestra emigración masiva ha sido por la pérdida de oportunidades y porque la política económica tomó un camino que desperdició enormes recursos y desaprovechó las capacidades que ofrecía su gente y sus empresas. Asimismo, por el predominio de la exclusión, el sectarismo, la parálisis productiva en el campo y la práctica de esquemas que privilegian a unos en detrimento de otros.

La riqueza súbita de los "booms" petroleros de 1974 y 1979 si bien dejaron algunas obras para la generación de riqueza, nuevas empresas, infraestructura y programas sociales, la corrupción y la mala gestión hizo que se perdieran parte importante de esos ingresos. El ciclo de riqueza petrolera súbita se repitió en años recientes, en la etapa del liderazgo que vino con la revolución bolivariana; pero en esta ocasión a pesar de tratarse de ingresos mayores que los del boom de los años setenta, al país le quedo menos beneficios y por el contrario carga con una deuda interna y externa significativa. Desde hace tres años tenemos una inflación de más de tres dígitos, siendo una de las más altas del mundo. Asimismo, desde hace tres años hay un decrecimiento del PIB; -3 en el 2014; -6 en el 2015; y se estima que al cerrar el 2016 será de -10.

El principal problema económico hoy es el modelo de regresividad productiva. Después de los balances de los modelos de desarrollo económico de los ochenta e inicios de los noventa, en la región latinoamericana hubo un replanteamiento político en varios países que apuntaron a alejarse de las recetas de influencia neoliberal. Se estimaba que nuevas propuestas conducirían a un modelo productivo que superaría deficiencias históricas en términos de desarrollo, crecimiento y bienestar. Transcurrida más de década y media, el balance en cuanto al modelo productivo es poco alentador y lo que se evidencia son señales de regresividad productiva. Cada vez se importan más bienes porque aquí no se producen. Se da la paradoja de plantas paradas o casi paradas y la llegada de similares productos, cuando algunas plantas han estado esperando lo necesario para activarse. En función de lo anterior, se han creado desde el Gobierno o con su aliento, multitud de empresas sólo con fines de importación. Asimismo, no hay un debate público e institucional de los precios que se pagan por las importaciones, por lo que se evidencian problemas con los precios, la calidad y otros aspectos sensibles en los procesos de adquisiciones, como en el caso de la importación de alimentos y medicinas.

Relacionado con lo anterior, se han paralizado plantas de fabricación de bienes porque no se les asignan divisas para materias primas o elementos necesarios para la manufactura. La asignación además es irregular y sin fechas que permitan planificar. No hay bases para que los cronogramas entre proveedores y clientes puedan cumplirse. También se han estatizado plantas porque se acusa a sus propietarios de ser conspiradores, o de hacer guerra económica o de saboteadores. Igualmente, se han aplicado sanciones basadas en inspecciones y motivaciones ajenas a lo productivo y a lo económico. Se ha descalificado a empresarios y a determinadas marcas comerciales. Ello ha generado que los empresarios han dejado de invertir por incertidumbre, miedo y falta de confianza. Las plantas que venían exportando fueron acusadas de desatender el mercado interno y sobre esa base fueron estatizadas, dejaron de exportar, bajaron la producción y ahora se importan esos bienes que antes se exportaban. Y algo paradójico, algunas de estas plantas estatizadas también han paralizado. Todo esto incide en los empleos, los salarios y los pagos fiscales, que en un momento de plena producción ingresarían a las arcas públicas.

Por su parte, las condiciones de trabajo también tienden a desmejorar, incumpliéndose o congelándose los beneficios de los convenios colectivos. Estas incertidumbres en los ámbitos laborales han dado lugar a las migraciones de trabajadores calificados. Los trabajadores organizados están aislados o marginados del debate sobre el modelo productivo. Los mecanismos históricos de organización y acción reivindicativa de los trabajadores no son estimulados por las políticas públicas, sino que aquellas promueven otras alternativas que se superponen sobre aquellos y generan situaciones de fricciones y controversias en el seno de los trabajadores. Asimismo, los centros de formación de talento y de investigación experimentan restricciones que las lleva a invertir sus energías en sobrevivir, ante el acoso de las reducciones presupuestarias y de medidas que les obligan a sacrificar la calidad del conocimiento y así satisfacer contradictorias exigencias gubernamentales que nos alejan de la construcción de bases soberanas de independencia tecnológica y científica.

¿Y qué hace el gobierno? Este da importancia al fomento de nuevos discursos, relatos y programas sociales a través del control comunicacional en diferentes medios. Y esto es más sensible, en la prensa impresa. El papel para imprimir es importado y sólo existe una empresa importadora estatal que administra el suministro según identidad y preferencias políticas. Algunos importantes medios de comunicación han sido adquiridos por el partido de gobierno a través de intermediarios, entre ellos Ultimas Noticias, el diario de mayor circulación en el país y El Universal, el periódico de circulación nacional más antiguo.

En síntesis, las expectativas terminaron en frustración y hoy estamos a la espera de lograr un cambio social.

 

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