[ E-n Ruta ] Pijao: un municipio Sin Prisa

Se trata de un turismo articulado al cuidado del medio ambiente, la preservación de las identidades culturales, la alimentación sana, y el desarrollo de proyectos de emprendimiento.

Por:Blanca Zuluaga D. Yoseth Ariza A. y Mauricio Lenis G. Vie, 04/07/2017 - 13:53
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Pijao
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Foto E-Labor.


[ E-n Ruta ]. Condiciones de trabajo y calidad de vida (haga click sobre este título para leer otros artículos relacionados).

                                                                      Pijao: un municipio Sin Prisa

En el Departamento del Quindío, Colombia, se encuentra Pijao, el único municipio de Latinoamérica que, explícitamente y como parte de su política pública, promueve un modelo de turismo responsable o sostenible. En su actual plan de desarrollo, se afirma que es objetivo del gobierno municipal  “promocionar y divulgar de manera positiva y diferenciadora al municipio y consolidarlo como destino por excelencia de un turismo sostenible, justo, responsable y no masivo” (Plan de Desarrollo Territorial 2016-2019, página 52).  Hace dos años fue reconocido como miembro de la organización no gubernamental CittaSlow (www.cittaslow.org), y desde entonces es considerado un municipio Sin prisa. Esto es, el compromiso de promover una relación armoniosa de sus habitantes con la naturaleza, la alimentación, y la preservación de las identidades culturales locales (culinaria, danza, música, arquitectura).

E-Labor visitó este municipio tres años después de hacer parte del movimiento CittaSlow y conversó con sus habitantes sobre los beneficios y las dificultades que han percibido en este modelo de turismo; y en particular sobre su potencial para generar buenas condiciones de trabajo y una buena calidad de vida.

Pijao está ubicado sobre la cordillera central; y cuenta con un poco menos de 9.000 habitantes. Allí se llega luego de recorrer una vía que da la sensación de estar perdido, pero que a su vez ofrece un bonito paisaje. La mayor parte del territorio de Pijao es rural, así como la mayoría de su población; la cabecera municipal brinda diversas experiencias estéticas por  su hermosa arquitectura y por estar rodeada de montañas visibles desde todos los lugares del casco urbano.
 

Pijao

Paisaje Pijao. Foto: E-Labor.

Entre los 90’s y 2001, la población de este municipio tuvo que afrontar varias adversidades. Por una parte, la liberación del mercado de la producción de café afectó a los caficultores de esta región a finales de la década de los 80´s, porque esa era una de las actividades económicas más importantes. Posteriormente, en 1999 hubo un terremoto que devastó una zona del municipio, dañó estructuras físicas y cultivos, y causó la muerte a algunos de sus habitantes. Y en el 2001, en medio del conflicto armado que afrontaba el país, se dio una toma guerrillera. Estos hechos, en un período relativamente corto, hicieron que muchos de los habitantes abandonaran el municipio.

Pero algunos habitantes regresaron; entre ellos, Mónica Flórez, una líder local que con el apoyo de otras personas constituyeron la Fundación Pijao CittaSlow. Esta institución surgió con el fin de contribuir a la reactivación de la economía local y hacer del turismo una alternativa económica para sus habitantes. Pero no cualquier tipo de turismo; desde un comienzo se pensó en un turismo articulado al cuidado del medio ambiente, la preservación de las identidades culturales, la alimentación sana, y principalmente, al desarrollo de proyectos alrededor del mismo por parte de la población local.

Este modelo de turismo es interesante porque genera un beneficio directo para la población local, quien es la principal operadora del mismo; y como se desarrolla a pequeña escala, es más fácil su planificación, organización y el mantenimiento de una buena calidad. En el caso específico de Pijao, la implementación de este modelo de turismo permitió a sus habitantes contar con otra alternativa económica; ellos son los dueños de los hoteles, posadas, hostales, restaurantes, cafés, bares, y también los guías turísticos. Pero también les permitió tener nuevas percepciones y actitudes frente a su patrimonio arquitectónico, su riqueza ambiental,  la agricultura, la alimentación, el valor del silencio; y en general, el procurar llevar una vida tranquila, sin los afanes o ritmos de vida o de trabajo que cotidianamente se vive en las grandes ciudades.  

 

Posada local "La pequeña casa Pijao".

Posada local "La pequeña casa Pijao". Foto: E-Labor. 


Para muchos de las personas entrevistadas, el municipio ganó porque para ingresar a la mencionada organización se han propiciado proyectos para mejorar la prestación de algunos servicios públicos; o el desarrollo de actividades acordes con los principios CittaSlow, tales como la pintada de las fachadas de las casas; el cuidado del patrimonio arquitectónico; la reducción del ruido; la organización y el mantenimiento de los caminos peatonales y los senderos ecológicos; el apoyar a los agricultores de la región, sus mercados o restaurantes; o el fomento de la hospitalidad. Aquellas personas reconocen como positivo la apuesta que hizo el municipio por reorganizar su entorno y preservar su identidad cultural, porque así tienen “algo diferente” para  ofrecerle al turista; un lugar único, con sus propios placeres, y muy contrario a aquellos lugares de turismo de masas, en los que las  ciudades terminan pareciéndose unas a otras y ofrecen siempre lo mismo.

Fachada

Casa Pijao. Foto:E-Labor. 

Igualmente, casi todas las personas entrevistadas afirman haberse beneficiado de dicho modelo de turismo porque ha aumentado la afluencia de turistas al municipio, de aquellos que prefieren un sitio tranquilo para descansar. Ello ha facilitado el intercambio de conocimiento y experiencias con personas de diferentes lugares del mundo, porque desde que se certificó a Pijao como una ciudad Sin Prisa han llegado pasantes, quienes por lo general trabajan con la comunidad realizando diferentes talleres en arte, fotografía, o música. Este intercambio es más factible bajo aquel modelo. Y como consecuencia de la mayor afluencia de turistas,  algunos negocios crecieron y se han generado oportunidades de emprendimiento que antes no eran viables.

También las personas reconocen otros cambios positivos; actualmente algunos habitantes de Pijao cultivan su propios alimentos, todos orgánicos; y siembran prácticamente todo lo que necesitan para tener una buena alimentación. Otros se han especializado aún más en la producción del Café, y hoy en el municipio se producen diferentes variedades de café de origen de la más alta calidad, tipo exportación. Pero también valoran el hecho de que se hayan generado proyectos de emprendimiento en los que es posible un equilibrio entre el trabajo y su vida familiar; “lo mejor de este modelo es que tengo tiempo para mí y mi familia; no tengo que salir a buscar trabajo”, y la finca es autosostenible”, manifestó una de las personas entrevistadas; para otras, es el solo hecho de ser sus propios jefes, trabajar menos, o tener tiempo para vivir o hacer otras cosas.

Finca La Gloria.

León Campo. Productor de café de origen "Don Leo". Foto: E-Labor. 

Por otra parte, y como paralelo a este proceso, la Fundación Pijao CittaSlow, con el apoyo de la comunidad, adelantó acciones importantes contra la minería en el Páramo con el fin de preservar sus fuentes hídricas y su bello paisaje. Recientemente, la Corte Constitucional (Sentencia T-445-2016) dispuso que en este municipio se debe realizar una consulta popular para que la comunidad decidiera si deseaba o no que en esa zona se haga explotación minera. Esta decisión tendrá una fuerte repercusión en la explotación minera en otras regiones del país. Por ejemplo, el pasado 26 de marzo los habitantes de Cajamarca votaron mayoritariamente NO en la consulta popular minera, demostrando que saben que el oro sin agua y sin naturaleza no sirve para la vida.

En Pijao todo es pura tranquilidad. A ciertas horas, el silencio es un gran protagonista. Y hay diferentes cosas para hacer. Además de disfrutar del casco urbano, se puede hacer una visita guiada a las haciendas cafeteras, para conocer más sobre el proceso de producción de café; una de ellas se llama La Gloria, cuyo propietario hace uno de los mejores cafés del  país, tipo exportación; y se despide regalando las semillas y plantas que el turista escoja para que pueda crear su propia huerta orgánica en casa. También se puede hacer una caminata ecológica para apreciar el paisaje o las aves, otro de los grandes atractivos turísticos de este municipio. Pero la mejor experiencia, sin duda alguna, es poder compartir con las personas de la región, quienes siempre tienen tiempo e historias para el turista. Así se vive en las Delicias, cuya comida hace “honor” al nombre del restaurante; en el Café  Buen Vivir, donde se puede disfrutar de diferentes cafés de origen; en el Café Bocados, un excelente lugar para pasar la tarde o la noche; en el Bar Social, en donde la greca a vapor tiene más de 80 años de uso, la maquina registradora solo marca 999 pesos con 99 centavos, y la antigua vitrola reproduce cientos de discos de vinilo de 33, 35 y 78 revoluciones por minuto; o en el Café Bar 1902, una novedosa galería de arte, cuyo propietario, un filósofo, obra como un gran anfitrión.

Bar Social

Fabio Duque, propietario del Bar Social. Foto: E-Labor.

Este modelo de turismo no solo contó con el apoyo de la Alcaldía o del Concejo del Municipio, también lo tuvo del Estado, y principalmente, del Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, entidad que ha capacitado a la población en diferentes oficios y numerosos talleres para el cultivo de productos orgánicos, la producción de café, la gastronomía, y la educación ambiental; también les ha certificado algunas competencias laborales. Prácticamente, buena parte de la población se ha vuelto gestora turística y en la actualidad están trabajando arduamente para recibir la certificación correspondiente, aunque se quejan de los “103” requisitos que exige el gobierno.

Convencer a la población de Pijao que el turismo responsable era una alternativa económica no fue fácil para sus promotores. Menos aún lo fue, el que contribuye a generar una buena calidad de vida. Y, como es razonable, esta decisión también tiene contradictores. Por ejemplo, para algunos habitantes del municipio es contradictorio que el movimiento CittaSlow promueva la preservación de las costumbres locales, pero al mismo tiempo pretenda que se “pierda” el ruido característico del municipio por fomentar la reducción del volumen de la música, o se generen restricciones a las cabalgatas. Sin embargo, estas medidas no solo tienen relación con el concepto de una ciudad Sin Prisa,  sino que tiene relación con la aprobación del reciente Código de Policía en el caso del ruido, y con los logros de movimientos animalistas en el caso de las cabalgatas. Actualmente, algunos de los iniciales detractores (dueños de discotecas) reconocen que la medida también los beneficia a pesar de tener que reducir el ruido en sus locales, pues el número de turistas (y por tanto de clientes) sigue en aumento. Otros habitantes sostienen que en este modelo de turismo, a pequeña escala, a parte de las mejoras en lo estético o en algunos servicios, no beneficia a toda la población porque solo reciben ingresos los que tienen los negocios, por lo que sería conveniente que se potenciarán también otras actividades económicas desde la política pública.

Para otras personas, el movimiento Slow vuelve el municipio aburrido. Pero una ciudad sin prisa (Carl Honore, Elogio de la lentitud. Un movimiento mundial  desafía el culto a la velocidad, Barcelona, RBA Libros, 2005) implica una relación diferente con el tiempo; no hacer todo tan rápido; es hacer lo que haya que hacer con el tiempo debido y disfrutar de ellas, sin que exista una fórmula general para ir más despacio; es la persona quien debe decidir sobre la manera en que desarrolla las cosas, la lentitud correcta, y encontrar un equilibrio entre el trabajo y la vida privada. En definitiva, lo que propone dicho movimiento es un estilo de vida sosegado porque se adecua el tiempo para tener una relaciones significativas con los demás, con la cultura, el trabajo, con la naturaleza, o en general, con lo que algunos denominan Buen Vivir.

Lo cierto es que en Pijao se eligió el turismo responsable como una alternativa económica; y hoy hace parte de las 233 ciudades en el mundo, en 30 países, que promueven dicho modelo. Este proyecto está en proceso de consolidación. Tendrá que afrontar las resistencias al cambio presentes en algunos sectores de la población, en particular en aquellos que anteriormente dependían de otras actividades económicas.

Por el momento, los pijaenses no están preocupados por cuantificar económicamente los resultados de esta iniciativa, sus alcances en el mejoramiento de la calidad de vida; o incluso, sus incidencias más allá de dicho supuesto mejoramiento. Seguramente algo de ello harán posteriormente. Por ahora reconocen que este proceso ha tenido unos efectos invaluables, como las diferentes redes de economía colaborativa que se han generado entre la población; por ejemplo, las huertas comunitarias orgánicas; unos cultivan unos productos, otros se enfocan en otros, y luego los intercambian o los venden a bajos precios entre sí; o en el desarrollo de algunas actividades como el embellecimiento de las fachadas, la pintura de las escaleras para el acceso a las casas o algunas zonas públicas, o el desarrollo de actividades de promoción del turismo. En todas esas actividades el principal organizador y financiador ha sido la comunidad, a través de diferentes medios.

Para investigadores de diferentes disciplinas también será importante indagar más sobre los nexos y beneficios entre este modelo de turismo, las condiciones de trabajo y la calidad de vida de los habitantes de una región. Por nuestra parte, podemos afirmar que la experiencia del trabajo de campo es invaluable para responder algunas preguntas sobre determinados problemas sociales, porque como dice la canción “La antropología” del cantautor santandereano Edson Velandia “una cosa es el indio y otra cosa la antropología”.