Los riesgos psicosociales en el trabajo. Contribución a su estudio

Durante la actividad laboral, y en función de las condiciones y medio ambiente de trabajo, se establece una relación directa y permanente con la vida y la salud del trabajador. La esperanza de vida y el estado de salud dependen de muchos factores, pero en última instancia de las condiciones e intensidad con que se use la fuerza de trabajo.

Por:Julio Cesár Neffa Vie, 06/02/2017 - 16:43
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Los riesgos psicosociales en el trabajo
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Foto tomada del portal Voces en el fenix.

El trabajo es un valor que permanece

El trabajo, así como el amor y las relaciones sociales, constituyen las dimensiones esenciales que caracterizan al ser humano.

El trabajo es el resultado de una actividad humana voluntaria realizada bajo tensión. Puede ser ejecutada en un puesto de trabajo, en el domicilio, en el espacio público, en una empresa u organización, siendo sometida a determinadas condiciones y medio ambiente de trabajo. Consiste en la aplicación de la fuerza de trabajo sobre los objetos de trabajo (la materia prima, los insumos o la información), ya sea manualmente o utilizando medios de producción (máquinas, herramientas, software). Estos aumentan la fuerza productiva del trabajo y permiten producir mayor cantidad de bienes, servicios, información o conocimientos, que previamente han sido concebidos o procesados mentalmente y cuya finalidad es satisfacer necesidades personales o sociales.

En efecto, es una actividad que no se puede llevar a cabo de manera automática con la estricta ejecución del trabajo tal como ha sido prescripto por los responsables de la empresa u organización; pues siempre requiere el compromiso inteligente y psíquico del sujeto. Para lograrlo, este último debe poner en tensión sus capacidades y recursos, usar su creatividad o astucia frente a errores, insuficiencias o fallas en la prescripción y a los incidentes que ocurren durante el proceso productivo, que obstaculizan el logro del objetivo fijado. Durante la actividad, el trabajador debe soportar exigencias físicas, psíquicas y mentales que son fuentes de fatiga; si durante el tiempo de reposo la fatiga no se recupera y si la carga de trabajo superó sus capacidades de resistencia y adaptación, el trabajo puede dar lugar a dolor, sufrimiento y predisponer a contraer enfermedades.

Los riesgos del medio ambiente de trabajo presentes en la empresa u organización y la aplicación de la fuerza de trabajo en un puesto determinado pueden provocar riesgos para la salud por varias causas: el uso inadecuado de los medios de trabajo, defectos de las materias primas e insumos, la insuficiente formación y competencias en su uso o manipulación, los defectos, fallas de mantenimiento o el mal funcionamiento de maquinarias y equipos u otros medios de trabajo y las deficiencias en la organización del trabajo por insuficiente aplicación de normas ergonómicas y la falta de prevención.

Estas condiciones pueden generar una excesiva fatiga que provoque a su vez accidentes de trabajo, enfermedades profesionales e incluso la muerte del trabajador.

Si bien el trabajo involucra al ser humano en forma integral, es preciso recordar que el impacto es percibido en primer lugar por el cuerpo, en mayor o menor medida, y sobre todo en el trabajo manual. A través del cuerpo, los trabajadores establecen una afinidad específica con las máquinas, herramientas, materias primas e insumos que utilizan, creando un vínculo con los mismos e incluso personalizándolos: “es mi herramienta”, “es mi máquina”, dicen los trabajadores y ellos perciben con sus sentidos su funcionamiento correcto o degradado: las palpan para sentir sus vibraciones, escuchan sus sonidos, las miran funcionar, las olfatean y hasta hablan con ellas, así como hacían los agricultores con los animales que utilizaban para su labor.

En las actividades de servicio la relación con el cuerpo de otros también es parte de la actividad: por ejemplo las enfermeras que anticipan las demandas y necesidades de los pacientes en función de los cambios de color en su piel, la temperatura, el ritmo de la respiración, los olores. También, cuando ellas adoptan posturas o hacen gestos estereotipados y pronuncian palabras de distracción para lograr aplicar inyecciones o suministrar medicamentos de gusto desagradable a los niños enfermos (Dejours y Gernet, 2012).

Por todo lo mencionado, el trabajo es un valor que permanece a pesar de las profecías que en décadas pasadas florecieron sobre “el fin del trabajo”, anunciadas por reconocidos especialistas de diversas orientaciones.

Dimensiones objetivas del trabajo

a) El trabajo está orientado a producir algo exterior a la persona que lo ejecuta y tiene una dimensión social, cuyo resultado objetivado tiene una finalidad utilitaria, que es la de satisfacer necesidades sociales.

b) El trabajo es una actividad socialmente necesaria, por su carácter de mediador entre los seres humanos y la naturaleza. Al transformarla y dominarla, el trabajador es creador o transformador de los bienes y servicios necesarios para la supervivencia y reproducción de la especie humana.

c) El trabajo se objetiva en su producto. Por eso, al ser necesario, es fuente de derechos para quienes lo ejecutan y es el fundamento del derecho al trabajo.

d) Es una actividad “trascendente”, pues los productos (las obras, los nuevos conocimientos y la información) tienen una existencia objetiva propia y separada del productor–aún cuando lleven su impronta o su marca porque cada trabajador tiene su estilo. La obra resultante permanece más allá de la vida temporal de su creador y permite superar los límites geográficos que el espacio impone a la movilidad corporal de las personas, trascendiendo el medio local y las fronteras geográficas. Se puede decir así que el resultado del trabajo permite superar los límites que el tiempo y el espacio imponen al cuerpo de los seres humanos.

e) El trabajo es una actividad social, realizada con otros, para otros, en función de otros. Siempre comprende una innovación, a partir de la cual se hace una contribución personal al colectivo de trabajo y se transforma o se desarrolla. Como al mismo tiempo el trabajo asalariado está situado en relaciones sociales de dominación, alienación y explotación, está marcado por conflictos y ambivalencias que pueden dar lugar a patologías.

Dimensiones subjetivas e intersubjetivas del trabajo

a) El trabajo es siempre la actividad de un ser humano, porque aunque quien trabaje sea un esclavo, la actividad voluntaria se orienta hacia una finalidad utilitaria: crear bienes de uso, cuya concepción está presente en la mente del trabajador, y requiere un esfuerzo sobre sí mismo y sobre la materia o la información para transformarla (Borne y Henry, 1944). Es una mezcla de necesidad y de libertad de un sujeto viviente.

b) Durante la actividad laboral, y en función de las condiciones y medio ambiente de trabajo, se establece una relación directa y permanente con la vida y la salud del trabajador. La esperanza de vida y el estado de salud dependen de muchos factores, pero en última instancia de las condiciones e intensidad con que se use la fuerza de trabajo. El trabajo permite o contribuye a la realización personal, es decir al desarrollo de la personalidad de quienes lo ejecutan y define una identidad social cristalizada en la profesión o el oficio.

c) El trabajo pone a prueba las personas, muestra sus límites y permite que ellas demuestren sus potencialidades, lo que son capaces de hacer y la utilidad o significación que tiene su actividad. Por eso su ejercicio es un permanente y renovado desafío.

d) Trabajar significa siempre asumir riesgos pues, para cumplir los objetivos, la actividad que efectivamente desarrolla el trabajador se diferencia del trabajo prescripto por quienes dirigen o gestionan el uso de la fuerza de trabajo.

f) El trabajo socializa a las personas y es fuente de inserción social. Necesita y al mismo tiempo permite instaurar relaciones interpersonales y construir un colectivo de trabajo, es decir una entidad nueva generada por lazos e interrelaciones que crean una solidaridad de hecho. Esta solidaridad se da en primer lugar entre todos los que trabajan en las empresas u organizaciones: esencialmente entre los obreros y empleados asalariados de ejecución pero también con las demás categorías socio-profesionales de mayor nivel jerárquico de una misma unidad económica y establece directa o indirectamente, una “relación de servicio” con los clientes y usuarios. Dentro del colectivo de trabajo, se establecen relaciones interpersonales que pueden ser de amistad, de apoyo, de comunicación y de cooperación, pero también conflictivas y de competencia. La organización del trabajo cumple un papel determinante en esa materia.

g) Finalmente, el trabajo ejerce una función terapéutica pues provoca una ruptura o distinción entre las preocupaciones personales, domésticas y permanentes del sujeto con respecto a las actividades laborales asumidas en su lugar de trabajo. En los orígenes de la psiquiatría la preocupación por readaptar e incorporar los ex prisioneros de guerra y por eliminar los lugares de encierro donde se recluían a los enfermos mentales dio una gran importancia a la laborterapia (Dejours y Gernet, 2012).

El trabajo contribuye a dar un sentido a la existencia, y por eso se sufre en situación de desempleo y si el contenido y la organización del trabajo no permite construir ese sentido. Si el trabajo ejecutado puede hacer sufrir y sin embargo es aceptado, es porque de él dependen muchas potencialidades: permite la utilización y el perfeccionamiento de los conocimientos y experiencia, seguir aprendiendo, establecer relaciones con otros, formar parte de un colectivo de trabajo y construir la identidad, hace posible una autonomía financiera y no depender siempre de los familiares o de la ayuda social e inserta al trabajador a formar parte de un especio social, donde está impulsado a comunicar, interactuar, compartir, y mantener relaciones que pueden ser cooperativas o conflictivas.

En función de lo expuesto, cabe ahora hacer una observación con respecto a la relación salarial, con el fin de delimitar el objeto central de este libro. Los tratados y revistas especializadas que se han centrado en el estudio del trabajo, lo han hecho casi exclusivamente sobre el trabajo asalariado que se lleva a cabo en una empresa u organización, donde el proceso de trabajo está orientado hacia la extracción del plus valor y la acumulación del capital, como es la situación generalizada en las empresas capitalistas. Pero en los países en vías de desarrollo y en las economías emergentes, el trabajo asalariado y registrado ante los organismos de seguridad social comprende menos de la mitad de la población económicamente activa(PEA). Esta situación debe ser considerada cuando se estudian las condiciones y medio ambiente de trabajo (CyMAT) y los riesgos psíquicos y sociales en el trabajo (RPST), porque la lógica es distinta. En lugar de buscar la maximización de las tasas de ganancia, el objetivo de esos trabajadores (microempresarios, trabajadores informales, precarios, etc.) es maximizar los ingresos que intenta lograr pero sin tener a su cargo trabajadores asalariados o estar sometido a un patrón o empresario.

Para esos trabajadores –cuentapropistas, microempresarios, trabajadores domésticos y los trabajadores familiares no remunerados que cooperan con el jefe del hogar–, los riesgos ocasionados por las CyMAT, y más específicamente por los RPST, también están presentes, pero responden a otra lógica como bien describe Enrique De la Garza Toledo (2012).

En estos casos el trabajo es individual o se hace en pequeños grupos, con tecnologías intensivas en el uso de mano de obra con el apoyo de herramientas o maquinarias simples; no existe una organización sindical propiamente dicha que los represente y proteja aunque los trabajadores buscan nuclearse para el logro de reivindicaciones laborales que apunten a esquemas más inclusivos. Predomina una fuerte orientación hacia la producción artesanal o la prestación personalizada de servicios o bienes inmateriales. Ese trabajo y su comercialización no tiene lugar dentro de un establecimiento sino afuera: en el domicilio, en la calle o en el espacio público y, muchas veces, sin contar con una autorización oficial. La cobertura del sistema de seguridad social es mínima o nula. Con frecuencia, tanto el usuario o el productor del bien o servicio producido intervienen directamente –cara a cara– con el demandante en el proceso productivo. Tal es el caso de un vendedor ambulante, o de quien fabrica comidas o extrae jugos en la vía pública y que los produce o culmina su procesamiento culinario ante la vista del cliente (y que puede incidir en el proceso o la terminación); o los conductores de taxis y de remises que a veces consultan a los pasajeros sobre cuáles son los trayectos más adecuados, etc. La expresión de la identidad de esos trabajadores se vincula directamente con su actividad, profesión, cultura y tradiciones familiares o de vecindario, más que con un colectivo de trabajo y con la modalidad que adopta el proceso de trabajo. Las relaciones que establece con los clientes, usuarios y familiares configuran las CyMAT y los RPST específicos a los cuales están expuestos (De la Garza Toledo, 2012).

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